El Tiempo

El Tiempo



Para hablar de tiempo, primero quiero que pensemos en ¿qué es el tiempo?, a pesar de que vivimos supeditados al tiempo, esta no es una pregunta fácil de contestar, existe una gran dificultad para definirlo. San Agustín decía “Si nadie me lo pregunta, lo sé, pero si me lo preguntan y quiero explicarlo, ya no lo sé”; si pensamos en lo que nos dicen nuestros padres o profesores sabemos que “El tiempo es nuestro recurso más valioso y jamás lo podremos recuperar”, por eso no debemos perderlo. Pero para efectos prácticos nos quedaremos con la siguiente definición : Medida que nos permite como seres racionales, controlar nuestras vidas entre un evento y otro, siendo tal vez, el evento principal la vida misma. 

El tiempo, es tal vez la herramienta más importante que tenemos para empoderarnos de nuestra vida, esto a través de poner cifras a nuestros deseos, metas y propósito. Seguramente una de las metas con la que la mayoría de nosotros, sino es que todos, nos hemos enfrentado en la vida, ha sido la escuela, en esta etapa la meta es adquirir una serie de conocimientos que buscan ayudarnos y dotarnos de las competencias necesarias para poder relacionarnos efectivamente con la sociedad cuando seamos adultos. Pero ¿cómo sabemos si hemos logrado cumplir esta meta? Para esto se plantea un lapso de tiempo que comprende: periodos escolares, ciclos (jardín, primaria y bachillerato) y años escolares, que comprenden indicadores sujetos a diferentes asignaturas que en medida del paso de niveles y tiempo aumentan su nivel de dificultad, dichos indicadores permiten calificar al estudiante en la consecución de tareas, habilidades y conocimientos, evaluando y evidenciando el nivel de cumplimiento, en línea con la meta trazada, que es finalmente completar el programa escolar y obtener el grado. 

Pero ¿qué es el tiempo sin la vida? no es más que una medida inútil y vacía, el tiempo existe y tiene valor para nosotros mientras contemos con vida. Sin embargo, en muchas ocasiones vivimos como si tuviésemos la seguridad de que somos eternos, y la realidad es que no lo somos, nuestro tiempo de vida es finito y no contamos con la certeza de cuánto durará. No en vano la sabiduría popular dice “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy” o “hay que vivir cada día como si fuera el último de nuestros días”, esta última frase la deberíamos tener muy en cuenta, ya que nos podría motivar a no solo vivir nuestra vida, sino a disfrutarla y aprovecharla mucho más. 

A pesar de que probablemente todos estamos de acuerdo en que hay que aprovechar la vida, nuestra realidad actual está plagada por la pereza, facilismo y procrastinación, este último término hace referencia a la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones importantes que deben atenderse, sustituyéndolas por otras aparentemente más agradables, pero irrelevantes; y en nuestro camino a la procrastinación hacemos uso de aliados estratégicos como las redes sociales, vídeo juegos, televisión, entre otros. El uso de estas nuevas tecnologías no es malo, lo negativo es el tiempo desmedido que les dedicamos y la forma en que interrumpe el desarrollo óptimo de aquellas actividades útiles que contribuyen a nuestras metas de vida.






Para evidenciar un poco las implicaciones de nuestros hábitos procrastinadores bajo las tendencias actuales, quiero que nos planteemos la siguiente pregunta ¿Invertimos nuestro tiempo en ser protagonistas o audiencia? Es decir, dedicamos el tiempo con que contamos a construir el camino a nuestra felicidad a través de trabajar en nuestro plan de vida, aterrizando nuestros sueños en metas y acciones; o por el contrario lo dedicamos velar por los intereses de los demás, siendo audiencia de cómo nuestros influenciadores, cantantes, actores o deportistas favoritos, a través de la televisión, Facebook o Instagram, consiguen sus propósitos y triunfan. 


Será que esos “ídolos” a los que muchas veces seguimos llegaron a donde están por andar viendo la vida personal de los demás, por estar conectados por horas stalkeando a sus artistas preferidos, sintiendo satisfacción propia por lo que los demás logran; o por el contrario su triunfo es el resultado de trabajo duro, concentración y compromiso con sus metas y propósito. 

Empoderarnos de nuestro tiempo implica entender que somos los protagonistas de nuestras vidas, y como tal debemos actuar, tomando el rumbo de nuestras acciones y entendiendo que el momento para hacerlo es ahora, porque él ahora es lo único con lo que realmente contamos, disfruta, haz lo que te propones, trabaja duro, comprométete y apasiónate con tu plan de vida.


Autor: Luisa Fernanda Zambrano 


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